El pimentón de Candeleda. Una historia interrumpida

El pimentón de Candeleda. Primero un poco de historia

Desde al menos el siglo XVIII, el pimentón de Candeleda y la Vera en general ha sido uno de los más potentes motores de la zona comprendida entre Poyales del Hoyo y Plasencia.

Ya desde su introducción en Europa desde Guadalupe, este cultivo tuvo una especial importancia en Candeleda, cuya historia económica está íntimamente unida al pimentón y por ello ha ido sufriendo sus altibajos con especial intensidad.

Desde que comenzó a fabricarse el pimentón de Candeleda (hace al menos 3 siglos) el proceso de producción tradicional apenas ha sufrido modificaciones, aunque la normativa nacida de presiones políticas y económicas relajó notablemente sus requisitos.

Tras una larga historia que se resume en más de un cuarto de siglo de pugnas entre los exportadores y mayoristas pimentoneros con los productores de la Vera y Murcia, la dictadura de Primo de Rivera autorizó finalmente la adición de aceite al pimentón, un hecho que hasta entonces se había considerado adulteración y fraude.

En la última década del siglo XX, los productores extremeños consiguen una denominación de origen para el “Pimentón de la Vera” en la que Candeleda quedó fuera. Con ello cerró la última posibilidad de mantener el cultivo de pimiento para pimentón con una mínima rentabilidad. También la DO del Pimentón de la Vera cometió un tremendo error permitiendo la adición de hasta un 15 % de aceite, cuando en la región nunca se había echado aceite más que como fraude.

Pero en los tres últimos años, un movimiento de agricultores candeledanos ha rescatado el método tradicional y fabrica pimentón sin aceite. Esto significa que este pimentón tiene más color, mucha más duración y mejor sabor.

Proceso

Tras la plantación en primavera y la recolección de algunos pimientos verdes para su consumo a lo largo del verano, al llegar el otoño el pimiento adquiere el color rojo deseado, y comienza la recolección a finales de septiembre.

El pimiento cosechado es transportado a los sequeros y esparcido sobre el suelo de entramado vegetal de sauce. Acto seguido se encienden las hogueras para deshidratar el pimento, y durante unas dos semanas se le voltea cuatro veces al día. Un trabajo realmente duro por el esfuerzo, el humo, el calor y

Una vez está deshidratado el pimiento, llega la hora del “espezonado”. Luego se vuelve a colocar en el sequero para eliminar la humedad que haya podido adquirir, y más tarde es la hora del pisado, una operación en que el pimiento es machacado con pisones o palas de madera para así facilitar su recogida en sacos para llevar al molino.

Por último, el pimiento es molido y envasado o ensacado para vender a granel.

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Gracias a Pedro «Tajá» y a Pimentón el Sequero por su ayuda para tomar estas fotos.

 

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